Exposición de paracaídas usados por la BRIPAC desde su creación

El Museo Específico de la Brigada Paracaidista (BRIPAC) del Ejército de Tierra español, creado el 30 de junio de 1974, ha cambiado varias veces de lugar. Su primera residencia fueron los sótanos del convento de los Trinitarios Descalzos, antiguo Acuartelamiento de Trinidad, en Madrid. En 1986 recibió reconocimiento oficial como museo y tres años después, en febrero de 1989, viajó hasta el recinto de 230 metros cuadrados que había servido como biblioteca del acuartelamiento “Primo de Rivera”, en Alcalá de Henares, donde permaneció hasta su integración en febrero de 2011 en la Base “Príncipe” en Paracuellos del Jarama, un centro paracaidista puntero en Europa.

El Museo Específico reúne objetos pertenecientes a todas las épocas de la BRIPAC, desde la fundacional hasta la actual: uniformes, guiones y banderas, paracaídas, armamento propio y capturado, condecoraciones, maquetas, pinturas y fotografías y otros muchos documentos de notable valor. Todos ellos se conservan en perfecto estado, de manera que los nuevos paracaidistas puedan conocer las raíces y el trabajo de los que les precedieron y los veteranos puedan recordar los viejos tiempos en sus frecuentes visitas a su antigua unidad.

Recuerdos tan variados como interesantes del paso de la BRIPAC por Bosnia-Herzegovina, una misión que le costaría a la Brigada cinco bajas mortales. © Foto Juan Pablo Lasterra 

Busto acribillado del mariscal Tito, recuerdo traído por la BRIPAC en 1993 del aeropuerto de Mostar. © Foto Juan Pablo Lasterra

En la vitrina dedicada a D. Tomás Pallás Sierra encontramos diversos documentos, objetos personales y medallas pertenecientes al legendario paracaidista, destacando la Medalla Militar Individual ganada en 1937 cuando arriesgó su vida en Huesca para llevar medicinas a un compañero herido en combate. © Foto Juan Pablo Lasterra

Vitrina dedicada a los primeros caídos en combate de las tropas paracaidistas del Ejército de Tierra, quienes dieron su vida en la campaña de Sidi Ifni: el teniente Ortiz de Zárate y el caballero legionario paracaidista (CLP) Vicente Vila. Al oficial se debe la famosa frase “Entraremos en T’Zelata o en el cielo”, pronunciada antes de romper el cerco enemigo para ayudar a los sitiados en esa posición, acción en la que perdería la vida. © Foto Juan Pablo Lasterra

El museo cuenta con modelos seccionados de los fusiles de asalto Cetme B y C, así como con ejemplares estándar que muestran la evolución de esta familia de armas. Los paracaidistas del Ejército de Tierra fueron los primeros en recibirlos y en emplearlos en combate. © Foto Juan Pablo Lasterra

Copia iraquí de la pistola italiana Beretta M1951 traída desde el Kurdistán por la BRIPAC en 1991. Fue fabricada por la firma estatal Al Qadissiya bajo el nombre Tariq, y se distingue por la particular ornamentación de sus cachas y las inscripciones en la corredera. © Foto Juan Pablo Lasterra

Estatuilla otorgada durante unos saltos militares, tras la cual vemos cuatro de las antiguas navajas de hoja curva entregadas a los saltadores para deshacerse de forma rápida de las cuerdas de sus paracaídas. © Foto Juan Pablo Lasterra

El Museo también tiene espacio para el miniaturismo militar. En la imagen, desfile de soldaditos de plomo representando a la IIª Bandera “Roger de Lauria”. © Foto Juan Pablo Lasterra

Uniforme de origen estadounidense (salvo la famosa boina negra fabricada por Elosegui) empleado por los médicos paracaidistas que participaron voluntariamente en las misiones de ayuda al pueblo sudvietnamita, enviadas por España desde 1966 hasta 1971. Vemos también armamento requisado por la BRIPAC en los Balcanes: Kalashnikov rusos y chinos, un VZ58V checo, la copia croata del Uzi israelí, un Máuser yugoeslavo... © Foto Juan Pablo Lasterra

Equipo moderno de saltos a gran altura HALO-HAHO, en el que apreciamos un robusto casco con máscara de oxígeno y gafas de protección Oakley, el equipo individual de comunicaciones, dos altímetros y un GPS. © Foto Juan Pablo Lasterra

El Santuario del Honor se ha trasladado asimismo al nuevo Museo. Esta sala está dedicada a todos los caídos de la Brigada, tanto en acción de guerra como en operaciones de mantenimiento de paz, en entrenamientos o en cualquier otro acto de servicio. La escultura alegórica, obra de Federico Collaut-Valera, muestra a un paracaidista que intenta levantarse para cumplir la misión pese a estar fatalmente herido. © Foto Juan Pablo Lasterra