El alemán Ernst Udet (1896-1941) fue una de las figuras más notables de la aviación de la primera mitad del siglo pasado. Sus 62 victorias aéreas durante la Primera Guerra Mundial lo colocaron en el quinto puesto del palmarés de ases del aire. En el periodo de entreguerras se convirtió en un piloto de acrobacias mundialmente alabado, quizá el más arriesgado de todos dada su pasión por los picados más vertiginosos. Hombre sin ataduras, el alcohol y las mujeres fueron sus otros dos grandes vicios. En aquella difícil época para Alemania también probó suerte en la construcción de sus propios aviones y participó en varias expediciones por África y el Ártico. Miembro desengañado del partido nazi y destacado general de la Luftwaffe al comienzo de la Segunda Guerra Mundial, su nula preparación para asumir altas responsabilidades, el desastroso resultado de la Batalla de Inglaterra y la traición de sus antiguos camaradas del aire terminaron provocando su caída en desgracia y la inevitable tragedia. Una vida en el aire unifica los dos libros de memorias de este piloto irrepetible, que se entregó a sus pasiones como un moderno Fausto.